Tu eres el culpable, si, tu eres el responsable, ¿acaso lo dudas?, no te hagas el loco, solo a ti debes achacar tu situación.
Tu falta de preparación e interés, te dejaste seducir por el dinero fácil, deslumbrado por un poder adquisitivo que jamás imaginaste, tan joven y ganando tres mil eurazos al mes, el utilitario de tu padre era poco para ti, para alguien de clase media lo mínimo era un potente pseudodeportivo alemán. Los fines de semana sin fin, que para eso trabajabas como un animal el resto de los días y joven... solo se es una vez.
Que no, que tu no eres de esos, que tu eres ingeniero informático y que de la bicicleta para ir al campus no has pasado, que los fines de semana..., algún cine y una cervecita con los compañeros, vaya.
Pues que sepas que, a pesar de todo, la culpa es tuya, si, solo tuya, tu falta de coraje, tu falta de decisión, tu comodidad, el no querer abandonar el techo paterno.... Vete de aquí a buscarte la vida a otra ciudad. Ten lo que hay que tener y sigue preparándote, ¿para que están los postgrados? Solo tu eres responsable de esta situación.
Así de sencillo, así de fácil, el sistema nos responsabiliza cuando lo único que ha hecho ha sido pretender utilizarnos. Creer que el mercado tiene la capacidad de regularse, de evolucionar y de garantizar su pervivencia es el gran error, sobre todo cuando se ha abundado redundantemente en el absurdo, en el desequilibrio, como ha sido el caso de nuestra economía.
Tanto con el PP como con el PSOE en el gobierno se ha confiado en esta absurda teoría sin querer aplicar el más mínimo sentido crítico. Cuando cualquier indocumentado, como yo, apreciaba el despropósito que suponía una economía basada en el sector de la construcción, que además crecía sin medida, por doquier, PAI por aquí, PAI por allí, modificación de PGOU ahora, recalificación después, uso de información privilegiada para hacer alguna inversión en fin...que lo que era evidente para cualquier ciudadano de a pié los padres de la patria, no solo no lo percibían como un riesgo si no que, lo celebraban como la brillante culminación de su gestión.
En el momento que empezó a derrumbarse el tinglado, ya fuera a nivel autonómico o central, las autoridades siguieron a lo suyo, mirándose el ombligo, unos ocupados en proyectos faraónicos pero vacíos y otros en el buenismo publicitario del chequebebe y de los cuatrocientos euros para todos. Una copa América por aquí o una ministra de igualdad por allá, el caso es que, como siempre, PPSOE resultó incapaz de hacer nada, absolutamente nada, en sus ámbitos de responsabilidad, pero, sin embargo, resulta que el responsable de que esté en paro soy YO.
Insinúan que la falta de preparación (falso), la falta de movilidad (falso), la falta de interés (falso), la comodidad (falso), aspiraciones irreales (falso)...falso, falso y mil veces falso, somos la generación más preparada, ciudadanos que han disfrutado de becas Erasmus, inquietos y despiertos, capaces de trabajar para pagarse los estudios y que además tenemos claro que con cinco millones de parados es absolutamente absurdo cambiar de residencia para encontrar trabajo porque en todas partes hay saturación de desempleados, de ciudadanos tan preparados como nosotros.
Pero ellos insisten en que es nuestra responsabilidad, cuando los responsables son ellos, nuestros gobernantes, nuestros empresarios y, sobre todo, nuestros banqueros. Ellos son los responsables de que estemos parados. Unos por inflar la burbuja, otros por su cortedad de miras, su avidez y su falta de previsión y otros, nuestros políticos, por su falta de capacidad, por su falta de respeto a los ciudadanos y por su total entrega a lo que ellos han dado en llamar los “mercados”.
Nuestra única responsabilidad es la de no hacernos visibles, es no perseguir a los unos y a los otros mostrándonos, enseñándoles nuestra precariedad, haciéndoles ver que el movimiento 15-M apenas es una ola comparado con el tsunami que podemos generar los parados junto al resto de indignados.
Los parados debemos aprovechar toda la capacidad organizativa que se está demostrando en las plazas para hacernos visibles, para que les duela nuestra realidad, para que se dejen especulaciones, para que dejen de buscar soluciones bastardas como la reforma laboral, la reforma de las pensiones y la inminente reforma de la negociación colectiva, que lo único que han generado es más paro, más precariedad y más indefensión.
Establezcamos una estrategia de persecución a todos los niveles, local, autonómico y nacional.
Cada día de mercado en nuestras poblaciones y barrios una marcha cívico reivindicativa, con chalecos reflectantes, informando a nuestros vecinos de nuestra situación, entrando en los negocios y empresas que encontremos a nuestro paso pidiendo trabajo y acabando en los servicios sociales de nuestro ayuntamiento.
Todos juntos, somos muchos, muchísimos los parados en nuestros pueblos y ciudades. Imagina la cara de los funcionarios y políticos del ayuntamiento viéndonos llegar y entrar, imagina la cara de los de servicios sociales cuando se llene su despacho de parados pidiendo trabajo. La primera vez sentirán sorpresa y seguramente miedo. Las siguientes ocasiones será vergüenza, empatía e indignación.
Una vez al mes, todos juntos, a la puerta de la sede del gobierno autonómico, Comunidad de Madrid 475.486, Cataluña 686.800, Comunidad Valenciana 575.900, Andalucía 1.127.400, en fín, las cifras hablan por si solas. Somos tantos que deberían de tenernos miedo. Que nos oigan, que nos sientan, somos cinco millones, 5.000.000.
Y como colofón, el 15 de Octubre nos sumamos a la convocatoria de manifestación de Democracia Real Ya.
En nuestro caso no cabe más que actuar, y además, si se siguen consumando las amenazas de los políticos de seguir profundizando en las reformas, los que aun están trabajando no tendrán, no tienen, más remedio que sumarse a nuestras reivindicaciones.
Solo somos culpables de no hacernos oír.
Nos vemos en las plazas, los mercados y los ayuntamientos.
Muy, muy, muy grande. Gracias por el artículo Caín.
ResponderEliminarGracias a ti,Jose, por leerlo.
ResponderEliminarNos vemos en la plaza.